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Cómo envejece el rostro y por qué el Deep Plane trata la causa, no el síntoma

  • Foto del escritor: Carolina Abal
    Carolina Abal
  • 7 ago
  • 2 Min. de lectura
Deep Plane
El envejecimiento facial es un proceso complejo que afecta progresivamente todas las capas del rostro: la piel, la grasa, los músculos, los ligamentos y hasta el esqueleto. Entender cómo y por qué cambia la cara con el tiempo es fundamental para elegir tratamientos que realmente hagan una diferencia.

El rostro no envejece solo por la piel


Durante mucho tiempo, se creyó que el envejecimiento era un problema superficial, ligado exclusivamente a la flacidez o al exceso de piel. De ahí surgieron soluciones como los estiramientos cutáneos o los rellenos para "reponer volumen". Sin embargo, hoy sabemos que el envejecimiento tiene una causa estructural más profunda.


Con los años, los compartimentos grasos del rostro cambian de volumen y posición, los ligamentos que sostienen los tejidos se debilitan y las estructuras móviles (como el SMAS) descienden. Esto genera una apariencia de caída, pérdida de definición mandibular, surcos marcados y acumulación de volumen en lugares donde antes no estaba.


Tratar los síntomas vs. tratar la causa


Muchos tratamientos buscan mejorar el aspecto sin abordar el origen del problema: tratan los síntomas, no la causa. Por ejemplo, inyectar rellenos para "levantar" o tensar la piel con energía pueden dar un resultado temporal, pero no modifican la posición de los tejidos profundos ni restauran la anatomía original del rostro.


El enfoque Deep Plane: reposicionar, no estirar


El Deep Plane Facelift representa un cambio de paradigma porque actúa directamente sobre la capa móvil profunda (SMAS y compartimentos grasos), liberando cuidadosamente los tejidos de sus restricciones y reposicionándolos en su lugar original. Es decir, no tira de la piel, sino que recoloca los volúmenes y estructuras en su posición natural.


Esto permite lograr un resultado más duradero, más natural y, sobre todo, más coherente con la anatomía de cada paciente. El rostro no se ve operado, se ve más joven, más descansado, pero siempre fiel a su identidad.


En conclusión


Envejecer es inevitable, pero cómo tratamos ese envejecimiento marca la diferencia. Elegir procedimientos que vayan a la causa, que respeten la anatomía y que busquen resultados reales y duraderos es fundamental. En este camino, el Deep Plane Facelift se posiciona como una de las mejores herramientas quirúrgicas para lograrlo.


 
 
 

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