Cuándo decir que no a una cirugía facial
- Carolina Abal

- 1 ago
- 3 Min. de lectura

Como cirujana plástica especializada en lifting facial, podría decirte que la cirugia facial o el Deep Plane Facelift es la mejor opción para casi todos los signos del envejecimiento… pero no sería honesto.
La verdad es que no todas las personas necesitan una cirugía facial. Hay momentos, contextos y pacientes para los que la mejor decisión es no operar.
Y como médica, mi responsabilidad es acompañarte en ese proceso con una mirada profesional, realista y sin presiones.
En este artículo te comparto algunas situaciones en las que suelo decir “no” a una cirugía facial, incluso cuando el paciente viene convencido de que la necesita:
1. Cuando el problema no es estético, sino emocional
Hay personas que atraviesan duelos, separaciones o crisis personales y buscan en la cirugía un cambio externo para aliviar un dolor interno. En esos casos, la cirugía no solo no resuelve el problema, sino que puede dejar una sensación de vacío aún más grande.
Siempre recomiendo hacer una pausa. Trabajar primero lo emocional, preguntarse cuál es el por qué detrás de la búsqueda de este cambio físico. Y si más adelante sigue existiendo un deseo auténtico de mejorar el aspecto de la cara, ahí sí se puede evaluar y decidir operar en ese contexto especial.
2. Cuando hay expectativas poco realistas
Si alguien cree que un lifting facial lo va a hacer ver de 20 años, salvar su matrimonio o garantizar éxito profesional, no está viendo la cirugía como lo que es: una herramienta, y no una solución mágica.
La cirugía puede mejorar muchísimo la apariencia, pero no detiene el tiempo ni cambia tu historia. Lo más importante es alinear expectativas con lo que realmente se puede lograr.
3. Cuando el rostro aún no lo necesita
Aunque cada rostro envejece distinto, hay pacientes que vienen con signos muy sutiles de flaccidez o con una buena estructura facial que todavía responde bien a cambio de hábitos o incluso tratamientos no quirúrgicos. En esos casos, una cirugía sería una "exageración terapéutica". Y hacerla antes de tiempo no suma, al contrario, puede restar naturalidad. En este contexto el buen ojo clínico es fundamental e irremplazable.
4. Cuando no hay tiempo ni deseo de una recuperación real
Un lifting facial profundo requiere tiempo: para planificarlo, operarlo, y sobre todo, para recuperarse. Si estás atravesando una etapa donde necesitás volver rápido a la rutina, viajar, cuidar de otros o simplemente no estás dispuesto/a a respetar los tiempos del cuerpo, quizás sea mejor esperar.
Las etapas de la inflamación postquirúrgica son constantes y los tiempos pueden estimarse, pero existen variaciones individuales no siempre predecibles, asimismo como intercurrencias que pueden modificar el curso natural de la recuperación.
La cirugía necesita un espacio emocional y físico. Si no lo tenés hoy, puede que no sea el momento adecuado para vos.
5. Cuando hay problemas de salud que aumentan los riesgos
No todas las personas son buenas candidatas para cirugía. Enfermedades no controladas, tratamientos médicos activos o ciertos hábitos como el tabaquismo severo pueden volver inseguro el procedimiento.
Como médica, mi deber es priorizar tu salud por encima de todo. Y si no estás en condiciones óptimas, lo correcto es esperar o buscar alternativas no quirúrgicas.
El acto más profesional es saber decir que no
Decir que no a una cirugía no es perder un paciente: es cuidarlo. Mi objetivo no es operar más, sino operar mejor. Con sentido, con ética, y sobre todo, con humanidad.
Si estás pensando en una cirugía facial y querés una opinión honesta, podés contar conmigo para evaluar juntos si es realmente es el momento adecuado, o si es mejor esperar.




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